domingo, 14 de septiembre de 2008

Sentimientos de Rotunda

Había guiado a sus compañeros en el duro camino que supuso la salida de la fortaleza Frandor, primero bajando por la orilla del río (hacia el oeste), justo en la frontera entre Fangaeria y Los Protectorados Gnomos, hasta que llegaron a la unión de este con el Grulla Infinita, el cual empezaron a remontar (al sudoeste),cruzaron los protectorados gnomos moviéndose por el valle que el grulla Infinita trazo a través de las Montañas Praxter, les rodeaban picos donde reinaban las nieves eternas y de las que bajaba un frío terrible que les helaba los huesos todas las mañanas, casi sin darse cuenta subieron muchos metros sobre el nivel del mar, hasta llegar al altiplano desértico que separa los protectorados de Los Clanes Enanos (sureste) y La Liga Orca del Sur (al noroeste), hasta llegar al reino de Takitia (al sur), donde encontraron, de nuevo tierra de humanos, y encima de una cultura muy semejante a la de Fangaeria, famosa por su magnifico vino de hielo, el cual disfrutaron bien a gusto cuando entraron a la posada...

Durante todo el camino, Rotunda se sentía inspirada, logró conducir al grupo por todos estos sitios, logrando esquivar los enfrentamientos con las distintas patrullas fronterizas y evitando desagradables encontronazos con las peligrosas criaturas que habitan estos lugares, sentía como si algo la aconsejara al hacerlo, soñaba con su madre, con todo lo que le habían contado de su nacimiento y de todo lo que se había logrado averiguar sobre el mal nacido de su padre, una simple descripción física hecha por su madre entre lágrimas y muy pocos detalles más, pero Rotunda estaba convencida de que esta vez su intuición la estaba guiando hacia el origen del bastardo de su padre, si por un casual diese con él pensaba en hacerle daño, mucho daño...

Pero cuando llegaron a la Posada, perdió esa intuición que la impulsaba, simplemente desapareció y se sintió perdida. Entró en una depresión profunda que hacía que todo lo que le rodeaba le importara una mierda, se sentía fuera de la realidad, todo sucedía sin que ella pudiese tomar parte ni tan siquiera opinar, no lograba reaccionar ante ningún estimulo externo, y esta sensación continuó hasta que abandonaron la posada camino a Jonid. Allí por fin se sintió libre de la carga psicológica, no recuperó la inspiración que tan alerta la mantuvo en aquella larga travesía por las ciclópeas montañas, pero ahora sabía que era muy buena en su trabajo de guiar a su grupo, se sentía capaz de cualquier cosa y quería demostrárselo a sus compañeros…

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