Habitantes del oasis III
Como es natural Porrebruno se ha despertado al oír los alaridos de Davieso: -¡Pues no va y me llena de mierda mi preciosa barra!. ¡Indeseables criaturas asquerosas, dales la mano y te cogen el brazo!. ¡Por todos los dioses del crepúsculo!, le dejo pedir a mi puerta y se toma confianzas. No Mini-Moni, no toques eso, que a saber lo que puedes cojer, vamos a tener que cauterizar. (En un aparte a Porrebruno que ha aparecido somnoliento por ahí) -psst, quedate por aquí chavalote, que hay un negocio a la vista.
Llamaradas despues, Davieso recoge las cenizas de la deposición Lucreciana y va despacio hacia donde Porrebruno espera discrétamante: -esos dos se traían algo entre manos, además de porquerías, o yo soy un buhóso astado Porre, conviene vigilarlos...
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