viernes, 31 de octubre de 2008

Muerte en los túneles

-¿qué esperamos encontrar buscando por donde ellos han venido?¿No deberíamos descartar esa ruta?.
-Estamos completando un mapa ¿recuerda?-. Arnoldo se frota la oreja, murmura para si que en boca cerrada...
-¿continuamos hasta el gran túnel inundado?-. Rotunda está en cunclillas, observa el suelo fangoso.
Estólido Avieso, a su vez, se rasca la mano. -Mapa...- dice como si no se le hubiera ocurrido...-claro, claro, el mapa- parece que tiene la cabeza en otra cosa, va mirando atentamente al suelo, como Rot cuando busca huellas...
-Si no recuerdo mal, había otro túnel que continuaba hasta el interior-.

Pasan los segmentos mientras caminan, los enanos enanos se han perdido en las tinieblas, el tunelillo desemboca en una nueva intersección en forma de cruz. Es que se vuelve a cruzar con un desague principal.
-El túnel centro derecha, lo comprobaremos- Arno parece dominar sus miedos con mucha entereza. Siguen hasta el siguiente cruce con el desague del centro izquierda y vuelven a comprobarlo todo. Todos, menos Lucrecio, resoplan impacientes ante comportamiento tan metódico, pero el jefe parece inflexible. De entre todos Rotunda parece la más impaciente. Junto a Lucrecio, se agacha a ver pistas, se adelanta obligando a su compañero a dar más zancadas para no romper la formación, lo que la impacienta más aún. Estólido también parece buscar huellas. Finalmente llegan por el tunelillo a la desembocadura del túnel de la izquierda. Llegados a este punto el enano se ha entusiasmado tanto que imita a los semiogros venteando el aire fétido como un sabueso. -Me admira su dedicación, querido amigo, pero creo recordar que desde aquel incidente en el campamento de Malaentraña ni usted ni yo tenemos sentido del olfato- Arnoldo ha puesto los brazos en jarras. -Eeeeem, ¡ah!, si, si, creo recordar que tiene usted razón- Avieso se vuelve a Rotunda, -¿hueles algo?-. -¡Si, tus pedos!- responde impaciente, se ha enjugado el sudor con una mano manchada de mierda, que adorna su frente. Raaacaaa, es, en efecto un pedo, pero procede de Horacio. Mira al techo, haciendo como que disimula. Se acaba de diluir la irritación venida del encierro y el sueño. Avieso ha despertado momentáneamente, y parece molesto -¿donde estamos?, créame que no tengo ni idea-. Frunce el ceño hacia el clérigo de Nudor. El desague en el que se encuentran tiene bastantes ponzoñas flotando líbremente. Aunque han tenido mucha precaución, las heces han empapado el interior de sus botas, pues vienen de una zona (la del túnel centro izquierda) que superaba con creces el nivel de peligro. -Estamos en el de la izquierda-, la cabeza de Arnoldo gira aquí y allá. -Seguro, pero de todas maneras lo comprobaremos yendo a la salida-. Los demás parecen ya resignados al escrutinio minucioso del dédalo subterráneo. -En formación, queridos. ¡Alla vamos!.

El sol menor amanece en los marjales de Jonid, los tonos de suave salmón se apoderan de todo aquello que se ve. Un barullo de conversaciónes pajariles saluda a la compañía muy animado. El guardia de la ciudadela saluda muy animado. Ainara tiene los ojos legañosos, bosteza como si quisiera tragarse el mundo. Arnoldo se fija, -¡a dormir!-. Silba muy contento.

Un lavado minucioso, una dormida de campeonato. Armas, armaduras, tareas domésticas. El campamento ha sido instalado de forma primorosa por Abdel. Esta vez en la explanada, después de los incidentes de la noche. El día se ha nublado.
Tras la puesta del sol grande ya están listos. Avieso examina perplejo el sarpullido de su mano derecha. Horacio y Rotunda dan al mapa de la jornada los últimos retoques. Ainara se ha ido a reponer el licor.
Una vez en los pasadizos, Rotunda protesta amárgamente por tener que volverse a enmierdar, pero Arnoldo es de ideas fijas. A pesar de los pesares acaban chapoteando por uno de los sitios más inundados del complejo. El caso es que, como han dado un par de vueltas para llegar al sitio donde dieron por terminado el jornal el día antes, Avieso ha vuelto ha perderse. Será porque no para de mirar al suelo, buscando.

-¡Señor Avieso ha vuelto a perderse! Es sencillo, los túneles forman una cuadrícula, sencillo, mentalidad racial, amigo mío. ¿De qué les vendrá la fama? Mmmmmh, en boca cerrada... si, ¿sabe aquel del enano que tenía gana de hacer aguas menores?, encontró que tenía la bragueta cerrada y dijo "ya mearé mañana"- se ríe para su coleto mientras resopla Estólido. Van por el túnel más deteriorado, hasta llegar al tercer tunelillo. Como los demás, arranca hacia la derecha mientras la vía principal sigue y sigue adelante. -Por aquí-, Tuercen y se adentran por el tunelillo.

Rotunda se mosquea. Aprieta las mandíbulas. ¿Somos la abuelita del cuento o qué? Me avergüenzo, parecemos mariquitas. ¿DE QUÉ TENEIS MIEDO? Parecemos putos topógrafos o algo así. ¡Deberíamos estar en un asilo!
Siguen penosamente. Ooootro cruce, -siii, el desague centro izquierda-. La querida Rot parece desesperada. Pero Arnoldo los tiene de aluminio, no se inmuta. -Comprobemos-. Y todos comprueban minuciosamente. Vuelta al tercer tunelillo y...

Ainara ha sentido algo. Todos perciben la inquietud inconfundible en sus mentes. Los vellos se erizan. Las pupilas se dilatan. La premura del combate pone a cien a todos menos al desdichado clérigo de Nudor, que no le ve maldita gracia. Pero es competente, unos silbidos quedos en lenguaje de batalla y Lucrecio se adelanta arrodillado para dar cobertura al arco de Rotundra. Espada en mano. No se oye una mosca.

Hasta que suena un reniego. Maldiciones y jadeos en lenguaje gutural seguidos de chapoteos mierdiles. Unas sombras se perfilan en la nada, ignorantes de la compañía. Algo que parece un orco vestido con ropillas de Juglar, de las que Wolfrang el bardo puso de moda en los reinos de Takitia hace tantos años, y un burro o pony o algo así. No da tiempo a verlo bién, porque rápido, delicado y mortífero como una bailarina gigante pero grácil, Lucrecio ha tenido a bién cortar en dos como a un flan al indivíduo. Arnoldo no ha tenido tiempo de gritar el ¿quién vive? y ha acabado todo. El pony parece un espléndido ejemplar, todo músculo. Mas no le ven la cara, sino el culo. La visión del semiogro tiene tales efectos colaterales.

Estólido Avieso se ha quedado blanco. Balbucea, babea, tiembla. Sólo se recupera cuando el equino no se ve (chof, chof se aleja) -¡¡¡Por el amor de Yurgain!!! Hay que atraparlo a cualquier precio!!! -.

martes, 28 de octubre de 2008

Fin de la negociación

Avieso vuelve a hablar con los enanitos, se han ido pasando el licor de Horacio, pero no parecen muy afectados. Quizá, con la afición de la raza por ciertas bebidas espirituosas de fabricación propia, capaces de emborrachar a un dragón verde, no la toman más que por agüilla. No parecen muy comunicativos, pero hablan lárgamente con el enano. -¡Señor, no he sacado nada en claro, señor! -parece que Avieso tiene ganas de broma- ¡Señor, he conseguido quedar aquí mismo dentro de dos días, si es que siguen aquí, señor!-. Avieso parece excitado, como seguirá durante un tiempo, mirando al suelo con interés hasta que las cosas se precipiten a su conclusión reveladora.Finalmente los dos grupos se separan. Como van en la misma dirección, Arnoldo contiene a su banda un rato, hasta que se pierden de vista. (Han tenido una despedida muy ceremoniosa llena de bendiciones y parabienes). Nada de colaboración, nada de intercambiar mapas, nada de salir a la superficie. -Vienen de muy lejos, o eso dicen-, dice Avieso ya más relajado. Arnoldo devuelve la cantimplora del licor a su dueño bastante mediada. -Sigamos amigos-. Chof, chof, siguen chapoteando alégremente por las cloacas de Jonid mientras, arriba, pasa la vida alegremente sin consciencia de sus desperdicios. -¿No era el túnel de la derecha?- Estólido parece algo perdido. Arno consulta brevemente con rot.La actitud del enano ha cambiado definitivamente, aparte de estar algo desorientado, parece animado y contento. También Lucrecio, que solloza bajito. Rot se sobresalta un momento al no ver a Ainara. -¡Ha vuelto a desaparecer!-. El ciego Horacio sonríe, -¿está usted ciego?- sonríe más -mírela, se ha cambiado de hombro-. Ainara también se ríe con ganas. Parece un grupo felíz, exceptuando algún gesto de Arnoldo disimulado cuidadosamente, que revela que está cagado de miedo, literalmente. El mago va arengando a Boronio por lo bajini.

domingo, 26 de octubre de 2008

Diario de Monje (VI)

Diario del Monje

La vida que me ha tocado vivir, la agradezco a los dioses, que en su infinita misericordia y amor
nos dan la existencia. Este Mondo es vasto, salvaje e impredecible, pero no obstante, en mi Orden
del Conocimiento Universal poco a poco reunimos valiosas informaciones.
Estamos en la Estación del Mal... y los días se alargan insensiblemente, pasando de la Estación del
Orden a la Estación del Caos. Pocos entienden, aunque todos padecen, el devenir de los ciclos de
nuestros dos soles y nuestras tres lunas. Veamos, ¿cómo era?, hace ya tanto tiempo que lo estudié...
las estaciones, y los ritmos de las creaturas... las Estaciones es muy fácil. A ver.

En los meses fríos ordinales, hay día y noche, y el tiempo pasa despacio, los ciclos son regulares, y
nacen los nuevos niños. La vista llega lejos desde las montañas, porque las nubes se definen, van y
vienen, se cubren los cielos y se despejan en armoniosa alternancia... se percibe el paso del tiempo
con claridad, y asi todo queda ajustado al orden y la ley.
En los cálidos meses caóticos, sin embargo, los soles se separan, sólo hay día, es una estación corta.
Las nieblas aparecen, llenándolo todo durante largos días de locura. El tiempo no se distingue, la
existencia es un seguir y seguir, sin referencias espaciales por la abundancia de nieblas, ni
temporales por la ausencia de noche. Las visiones, las obsesiones, el viaje entre mundos, la
enfermedad y la locura, la gran confusión, todo ello es favorecido en esta estación. Todo tipo de
conflictos, traiciones y guerras tienen lugar. Los latrocinios abundan... También, paradojicamente,
los votos, las búsquedas interiores, las empresas que exigen dedicación y concentración por encima
de todo, las gestas, también son favorecidas cuando los extremos propios de este tiempo no hacen
presa en el ánimo y el equilibrio, pues es una estación eminentemente energética.
Finalmente, la transición entre las estaciones del Caos y el Orden es la estación del Bien, con sus
fiestas de celebración de la caza, los frutos y las historias en sociedad. En ella las cortas noches
aparecen rápidamente, y poco a poco alargan su duración hasta ser, durante El Orden, de igual
duración que los días.
Si tenemos en cuenta que el año Aldrazariano dura 394 días, entonces las estaciones son
aproximadamente:
Estación del Mal: 74 días, uno más que la del Bien, pues el mal es siempre más activo.
Estación del Caos: 50 días, cuando ya los soles se separan, y no existe la noche porque cuando se
pone uno, amanece el otro.
Estación del Bien: 73 días, cuando se pasa del Caos al Orden.
Estación del Orden: dura 197 días, es el Gran Frío, al menos en estas latitudes y en esta altura, es
cuando hay día y noche. Los soles se acercan hasta juntarse en una sola luminaria, y el rojo y
amarillo se combinan en un armonioso naranja....
Aquí en el distrito de El Río, la transición es más suave, porque es la región de Akatania más baja,
pero en el resto de los distritos, a saber, Vallesnorte, Vallesur y Gran Valle, en poco tiempo vendrá
el Deshielo, que marca el inicio de la Fiesta del Silencio, de veintiun días, para permanecer en casa
meditando sobre los males del Mondo. El Mal crece en el Mondo, se liberan las energías desatadas
del fuego, se separan los soles y su fuerza salvaje libera del hielo a los valles. Las aguas arrastran
los materiales acumulados en los largos meses Ordinales, irresistibles. Por eso es necesario no salir,
porque además del agua, las avalanchas pueden caer en cualquier momento y lugar, a veces con
irresistible furia. Finalmente, se van las nieves, se sale da las casas y se realiza la primera cacería
del año, tras la cual viene la Gran Fiesta de la Fertilidad.
Los Takitios tienen temporada de celo, que ahora se desata, bueno, sobre todo en los jóvenes.
Recordemos que la mayoría de nacimientos tienen lugar durante el Orden, cuando ya ha pasado la
gran conjunción de soles y estos empiezan a separarse de nuevo, indicando a las creaturas que es
momento ya de separarse de la íntima unión de la gestación, entrando en el Mondo.
Los ritmos... el orden de las cosas... mmmh, mmmh, los Dioses nos indican asi cómo es correcto
vivir...
... qué sueño, por hoy ya no escribo más.

viernes, 24 de octubre de 2008

Ahhh Mmmmh

Arnoldo reflexiona. -Quizá fuera cortes, amigo Avieso, parar un rato más a hablar con estos señores ¿mmmmmm?, en boca cerradaaa... ya sabe. Unir las fuerzas, en fin. Es posible que su amigo haya sido raptado por nuestro Extraño Misterioso y el ser del abismo ¿no?. Si, quizá podamos compartir mapas, información, páseles un traguito de licor maese Horacio. Si, por supuesto prométales nuestro socorro a su hermano, pero ¡cuidado!, en boca cerrada no entran moscas. Deje caer con delicadeza que tenemos la exclusividad por parte de la ciudad en estas cloacas. Si, debo de tener los documentos por algún lado, o quizá me los dejara en la tienda ¿quiere ir buscando? (le pasa su bolsa).
Arnoldo se acerca al que perece el líder de la partida de enanitos, con mucha ceremonia, habla como los indios, queriendo salvar las lagunas idiomáticas a base de alzar la voz. -¡Mi llamar Arnoldo!¡Amigos, nosotros tener Lobo, rastrear, colaborar con ustedes, dar alguna prenda de su amigo, nosotros mañana seguir rastro con Lobo y tratar de ayudar! Expliquese, amigo Avieso, si han raptado a su amiguito, nos ayudarán a su vez, pues quizá busquemos lo mismo en realidad. Adviertanle, que reclamamos la olla de Davieso. Quizá lo conozcan.

Parlamento

La sorpresa es evidente en los rostros de los enanitos, que también adoptan posiciones de precavida defensa, pero por suerte, parece que no tienen ganas de pelea. EL signo de Nudor es correspondido ceremoniosamente, y un Enano se adelanta a parlamentar seguido de otros dos que respetuosamente se mantienen a ambos lados, algo detrás.

Dejadme a mí - dice Estolido dandose importancia
Esto es cosa de Enanos...

Diez minutos después de gruñidos y sonidos chasqueantes y guturales, y un a todas luces confuso Avieso vuelve para dar cuenta de sus pesquisas, y tras recomponer rapidamente el gesto...

Ummm, ya lo tengo claro, perfectamente claro, aunque tienen un acentillo un tanto peculiar... por eso he tardado un poco más de lo que sería habitual...bien, bien...
parece que andan buscando un familiar perdido, y nos agradecerían noticias o ayuda por nuestra parte, eso es todo.
Les he dicho que no sabemos nada, y que no obstante, si nos enteramos de algo Y LOS VOLVEMOS A ENCONTRAR, se lo diremos.
Bien compañeros, jefe, si no tenéis nada que añadir, o que decir a estos señores, pienso que podemos seguir nuestra misión... que creo que ha sido ya bastantes veces interrumpida como para que nos estemos aqui de charletas...¡vamos, digo yo!

Mirándose el brillo de las uñas, alza una ceja y pone cara de ¿pero a qué estamos esperando?


--------------------------------------------------------------------------------
Nota:
Chili, rot, albertus, tenéis mensajes.

jueves, 23 de octubre de 2008

El Signo Universal

El viento agita la llama de las lámparas. Detras de los cuerpos de sus compañeros Arnoldo llega a ver la tropa de enanitos como una masa de cuerpos en formación. En menos de un segmento ya está silbando en lenguaje de batalla la señal de "atentos". ¡Ay, que sofocones! Llega a ver cómo Lucrecio y rotunda echan mano del armamento, sin desenfundar del todo. Horacio se encuentra tranquilo, concentrado, Ainara ¿quién sabe? Estólido Avieso murmulla para si, rebusca en sus bolsillos, sin duda un componente para sus conjuros, Boronio sujeta la lámpara un poco demasiado cerca, y es rechazado con un ¡fu!. Pasan otros dos segmentos. Los enanitos se han quedado de piedra, pero todo hace pensar que no son enanitos de jardín, o que no lo serán durante mucho tiempo. Hay que pensar rápido. Con un suspiro, retemblandole las carnes (y con un palomino en los calzones), Arnoldo silba "dejadme sitio" y deja que se le vea. Con los demás contra las paredes del pasadizo, alza la mano para hacer el gesto universal de la paz... que también es el de Nudor.

martes, 21 de octubre de 2008

Domingo

Este domingo 26/10/08 podíamos quedar para darle un poco de vidilla a las alcantarillas.
Si os parece a eso de las 17:00, en las cuentas de correo de gmail (si alguien no tiene que se la haga, aunque sea sólo para esa vez) o si no los que controláis de informática dar instrucciones para que nos podamos conectar todos el domingo. Bueno, pues eso.
La mecánica sería que os voy describiendo y me vais diciendo lo que haceis sobre la marcha.
Estaría bien poder guardar el resultado del chat y colgarlo en el blog, seguro que se puede hacer...

... bueno, decidme si quedamos, confirmadme que os habeis enterado

besines

domingo, 19 de octubre de 2008

Enanos enanos

Tal y como el tembloroso líder del grupo sospechaba, el túnel retrocedía desde la última encrucijada de nuevo hacia la salida, en lo que ahora reconocían como la alcantarilla centro izquierda. Una vez alli, la de nuevo atascada reja dejaba pasar la luz sedante de las lunas, pero,

alli no había nadie, ni nada.

tras chistar un poco primero y forcejear un poco después, alarmados, salieron a un camino deierto...

¡Un momento, Señor lucrecio, saque todas sus armas, haga ruido, pisotée bién alrededor!
¡los demás esperen! Señora Rotunda, ¿sería tan amable de examinar el terreno con atención, por si puede decirnos algo interesante?

Rot dedujo que alli había huellas de Abdel, de Lobo, de las mulas... en fin de lo que había antes, nada más.

Al cabo de un rato estaban reunidos, La Nueva Compañía Aventurera al completo, en el borde de la explanada.
Era el primer sitio donde se les ocurrió mirar, y ahora estaban comentando la jugada.
Bron había llegado hasta las murallas en su huída, pero se habían encontrado al fin tras una pequeña búsqueda por ambas partes.

Por si acaso, Abdel, Bron, Lobo y las mulas permanecerían en la relativa protección de la explanada, junto a las murallas, y los demás volverían al tajo.

Abdel había preguntado por su nota, pero Arnoldo no había encontrado ninguna...

Ahora, estaban en la encrucijada que habían encontrado la primera, primera, primera vez que entraron en las alcantarillas, y Arnoldo dió orden de adentrarse por fin hacia el interior.

Antes de eso, y siguiendo el casi insoportable proceder metódico del jefe, habían retomado la exploración justo donde la dejaran: entrando por el túnel centro izquierda, avenzar hasta la encrucijada, alli, torcer a la izquierda por el tunelito estrecho y ver si, como todos pensaban, llegaba hasta el cuarto túnel del alcantarillado, el de la izquierda del todo, que habían llamado apestoso por motivos obvios.
Y asi era. Una encrucijada en T. El supuesto cuarto túnel.
Alli se encontraban las paredes peor cuidadas y verdaderamente venían de su interior miasmas corruptas (¿quién, en el nombre de Grundo, cagaría alli?). Vieron, retrocediendo hasta la salida de este cuarto túnel, que efectivamente llegaba hasta la salida, y por fin Rotunda pudo tener un primer esbozo con información clara, aunque de momento escasa.
Cuatro túneles de entrada, de momento paralelos y rectos, con un túnel menor transversal que los comunicaba a todos.

Y ahora estaban de nuevo en el túnel de la derecha, siguiendo los ordenados montoncitos de mie...
¡chist!
Ainara había apretado el hombro de Rotunda, y todos en sus mentes pudieron sentir la alarma de Ainara...

Después de caminar un rato rectos en la oscuridad, había de nuevo un túnel secundario que salía hacia la izquierda

Y algo se acercaba por ese túnel

¡Silencio, luces fuera, retroceded un poco!
¡Chsssssst!

...
...
...

Una tenue luz azul surge por el túnel, iluminando una figura extraña y chaparra.
Capacete de cuero y metal.
Turbante, o embozo similar, sobre las facciones de rasgos marcados, cejas peludas y salientes. Nariz respetable y ojos claros.
Mochilón tan grande como él, botitas pequeñas de cuero con refuerzos de hierro.
Vestiduras de cuero de viaje reforzadas con metal.
Ballesta y maza.
Un Enano.
Un Enano enano.
Diminuta figura, que tras echar un vistazo a ambos lados del túnel, y sin encontrar nada alarmante, hace una seña y...
... todo el túnel lleno de enanos.
Enanos enanos.

¡Abdel despierta!

O Cielos, una manada entera de esas bestias de la ma... cielos, ¡cielos! ¿qué hacer?

Abdel lucha por mantener la calma, mientras un temblor incontrolable le recorre la joroba, las patas y el rabo, con los pelos erizados, y los belfos temblorosos...

Huir! largarse de aqui por patas, al galope... no, no puedo dejar el equipo... las pobres mulas, cargadas hasta los topes, ¿Qué diría Lucrecio, Horacio, y los demás?... ¿Y qué me harían?... ¡La deuda por tanto material me tendría a su merced durante años!
¡Dioses míos, si son un montón! ayayayay....
Luchar no, imposible, sería un suicidio... y mi mamá me lo tiene prohibidísimo desde que era pequeño... creo que ha llegado la hora de usar la magia que mi maestro me enseñó... es hora de demostrar que el poder que me he ganado el derecho a utilizar está en manos responsables y competentes...

Los pensamientos cruzan como centellas la mente de Abdel, mientras las figuras se agrandan cada vez más, en un tiempo que parece alargarse, a la vez que corre inexorable...

... y los trucos de mi maestro me los sé bastante bien, pero no puedo arriesgarme con algo menor... he de usar poder de verdad. Veamos, ¿cómo era?, la magia de las imágenes que se hacen visibles para la influencia en la mente de seres inteligentes... concentración...

Bron se acerca con la determinación en su mirada y la mano en la empuñadura de una de sus dagas, mientras mira hacia las figuras, ya plenamente audibles, que anadean entre el fango y las verduras fluviales y aún no han reparado en su presencia. No parece mostrar temor mientras se acerca. Abdel interrumpe sus manejos invisibles:

¡Bron! coge las mulas y el equipo y vete hacia... hacia... ¡alli!, camino abajo hacia el puerto. Espero que por lo menos haya una guardia, o a lo peor, te vean desde las murallas y te ayuden.

Bron vacila un instante, y luego asiente, poniendo rápido manos a la obra. Lobo está tendido, en silencio, enseñando de vez en cuando los dientes, pero sin hacer ruido, como por instinto sabiendo que sería de muy malas consecuencias...

Con los ojos cerrados, sus dedos realizan un complicado baile de signos y figuras, tocandose, separándose, vibrando a gran velocidad...
... cuando los abre, una gran sombra, la del gigante más feo y horrible que es capaz de concebir, oculta el cielo detrás suyo...

...y demasiado tarde comprende su error.

Los ojos desorbitados de Bron parecen temblar en una faz desencajada, que extrañamente le recuerda a una gárgola o algo asi, con esa boca (insospechadamente grande, nota ahora) abierta a todo lo que da. Desesperadamente trata de avisarle, consciente de que todo pende de un hilo, porque la imagen creada depende en absoluto de su concentración para que se mueva. Cesar de realizar esa ardua tarea sabe que resulta rapidamente en un aspecto antinatural, con el consiguiente peligro de descreimiento por parte de sus víctimas, que se han detenido, congeladas en su mismísimo sitio.
¡¡Pssst, psssst, Bron!! que la he creado yo, que no es de v...

¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!

El alarido casi le saca de su concentración, sus ojos bizquean levemente, y cuando puede enfocarlos de nuevo, Bron ya lleva recorridos unos buenos trechos camino arriba, sin importarle en absoluto si alli hay orcos, semiorcos o su puta madre.

En seguida y para su inconmensurable alivio, un coro de ayes y terrores le sigue, y en dos patadas el campo está libre.

Uuufff.... pero.... vaya, ¡caramba! lo he conseguido yo solito...

Sin perder tiempo, recoge todo y sale en busca del osado mulero, pero precipitadamente vuelve atras y deja prendida una nota de pergamino en la reja de la alcantarilla, avisando a Arnoldo de lo ocurrido.

Nerviosamente, vigilando a su alrededor, se pierde en la de nuevo silenciosa noche camino de la explanada, sin ser consciente...

... de unos ojos iracundos que le observan desde cerca.

Los vamos a machac... ¡¡¡AAAAAHHHHH!!!

El jefe se mueve silencioso a la cabeza de sus muchachos. Han salido del campamento los suficientes como para no poder contarlos con los dedos de las manos. El cálculo ha sido laborioso, pues los Tres se han tenido que descalzar, y la arena del camino ¡QUEEEEMAAAAAA TODAVÍAAA! Claro está, han salido hacia Jonid a la puesta del sol menor, la caída de la noche, cuando ha llegado la señal del informante. En el campamento, los otros dos patriarcas, las mujeres, los chavalillos... los demás están aqui.
Las lunas iluminan el camino ciclópeo, luego, antes de llegar a la explanada que da entrada a la ciudad, han penetrado en las marismas. ¡Trabajo fácil!, esto está chupao, la noche es el elemento del semiorco. Según los informes la salida de la alcantarilla está en el lado Sur, cerca de las puertas, ahí donde la muralla se acerca más al río.
Los semiorcos avanzan lentamente, formación: horda.
Cuando están a punto de llegar, percibiendo los aromas de la alcantarilla, se suben al camino que rodea la ciudad en dirección al puerto fluvial. Es noche cerrada, han salido dos de las lunas, ya entrando en el menguante. Nada se oye sino el lento chapaleo de los regatos del cuádruple desague.

¡¡¡ENTONCES SE DESATA EL HORROR!!!

El terror de las montañas, aquello que más teme un caminante cuando dobla un recodo del camino. Un gigante vivito y coleando pasea a sus anchas por el camino, acechando con una enorme garrota. ¿Cuánto mide el bicho? Siendo cierto que éstos tarugos no se saben medir ni la minina, luego hablan de millas, kilómetros, hectómetros, en fin, que agrandan todo lo que pueden (para reparar su estropeado honor) el tamaño del gigante, que medirá... lo que un pino de buen tamaño.

La visión de uno de los tipos de la compañía nueva esa dando alaridos, huyendo en su dirección, termina de decidirlos. Pies para qué los quiero.

viernes, 17 de octubre de 2008

Los Túneles están conectados

Retrocediendo al cruce de túneles, tiraron hacia la izquierda, por el túnel estrecho que antes de retroceder les quedaba de frente. Los montoncitos de mierda pulcramente ordenados seguían un poco, pero luego acabaron, y volvieron al chop chop.
Era como habían sospechado, encontraron un tunel paralelo de iguales dimensiones y ambiente semejante, que ya empezaban a encontrar, si es que tal cosa fuera posible, de una fastidiante y gomosa familiaridad.
Había una diferencia, sin embargo, y es que en este tercer túnel que, según parecía obvio, era el que llevaba a la boca centro izquierda de las alcantarillas, corrían pocas aguas.
Parecía que si seguían por él, irían sin mojarse casi.

De nuevo, un túnel de los estrechos se abría justo enfrente, con lo que estaban de nuevo en una encrucijada en cruz. Si el esquema que se habían hecho era correcto, el tunelito seguiría por lo derecho hasta encontrar el cuarto túnel de acceso a las alcantarillas, el apestoso.

Y bien Arnoldo, ¿estaremos de nuevo una hora hasta que te atrevas a decidirte?,
dicen Estólido y Rotunda al unísono.
¡Cuidado que es nenaza el tío!
Ainara se revuelve intranquila, mirando nerviosamente a la oscuridad, las alitas con temblores de impaciencia, pero permanece (al menos de momento) en el hombro de Rot.
Ni las afamadas narices semiogras, ni sus ojillos perceptivos del calor traen información nueva.
Rotunda comunica que las huellas chiquitillas como de botitas de niño ya no están.

O... o...

Las cañas de la orilla se agitan suavemente, las lunas tiñen de iris las formas de la orilla de la marisma de Jonid...
todo está tranquilo, y la noche transcurre espesa como melaza...
Abdel rumia con los ojos enfocados en algún espacio interior.
Para un observador casual, parece dormido, pero la realidad es que Abdel ha sobrevivido a muchos viajes por tierras peligrosas, y no precisamente por quedarse dormido en un campamento de guardia...
El soldado que monta guardia ante las puertas de la cloaca se destaca por su ausencia... un par de ojos avizor más siempre son bienvenidos cuando se hace noche al raso en Mondo Gargüis. Los ecosistemas son abundantes y variados, y hay una enorme plétora de criaturas que pululan doquiera que uno pone el pie,... o la pata.
En este río, a juzgar por lo ya visto, y por las exploraciones de Rotunda, además de los animales y plantas que se espera encontrar, hay ejemplares gigantes, algunos de los cuales pueden zampársete de un bocadito... y Benyar sabe qué más.


De pronto...

Lobo gruñe sordamente.


El silencio total que hace que el camino hacia el puerto y los cañaverales junto a el agua parezcan congelados en una imagen irreal se hace de pronto muy evidente, y Abdel abre los ojos completamente.
Sensación de expectativa, que se hace inquietante. Un instinto pone el pelaje de punta a Abdel, cuando comprende que no están solos.
las mulas resoplan, y Bron se encuentra despierto igualmente, sin que haya sido menester un gesto.

El mulero se incorpora despacio, alerta.

Lejos aún, pero ahora con claridad, se perciben sombras en movimiento a la luz de las lunas.
Sombras achaparradas, que deben de tener ojos, pues de poco en poco reflejos rojizos se encienden y se apagan, un enjambre de puntitos que se acercan. Con cuidado y prudencia van tanteando la orilla de la marisma, buscando algo, al abrigo de las espesuras ribereñas.

Es evidente que si no nos han visto, no han de tardar en hacerlo, piensa Abdel.
Cielos, ¿por qué a mí? ¡Si estoy en el lugar seguro!
¡Por el turbante del Profeta! He de hacer algo, y rápido.

jueves, 16 de octubre de 2008

Chiste de enanos

-¿Eeeeh?. ¿Ah, ummh, si, mi queridita?. ¿Revolotear?, ¿irse?, ¿desaparecer?-. Al jefe se le llenan los ojos de lágrimas: -queeeriiiiida, cuán valiente es,- dirigiendose a los demás -¡tomen ejemplo!- la mira largamente y empieza a hablar como a los niños pequeños- noo pueeedes saliiir soooolaaa, los seres pequeñitos y delicados como usteeed deeben permaneceer a salvo con los grandotes. Además, aunque a usted no la vieran, ¿no ha pensado que sería muy rara una cuerda volando?, y - se sonríe- la que sabe orientarse, no es precisamente usted, que se pierde cada dos por tres ¿mmmmmh?, Hay que dejar a la señorita Tundra hacer su trabaaajooo. -Se pone serio -no olvide que hay quien siente el calor de los cuerpos, como nuestros adláteres Lucrecio y su hermano, no crea usteeed que la invisivilidad es un escudo contra todo, ¡que me lo digan a mi!, en boca cerrada no entran moscas ¿mmmmh?-.
-Bueno, creo que podemos descansar un instante. ¡Ah! me acabo de acordar de un chiste, ¿saben el del tio que era tan enano, tan enano que se subió en una pieza de oro y vio que le sobraban nueve de plata?-.
Ainara, Rot, Boronio y Horacio se ríen con ganas, pero mientras que la de los demás es discreta, la risa de Ainara es estridente, escandalosa. Se revuelca por el aire y sigue y sigue cuando los demás ni sonríen. A todo esto el señor Avieso tiene la cara de un bonito color malva, no ha movido ni una ceja. Ainara lo señala, y cuanto más malva, más risa.
Lucrecio está haciendo cuentas con los dedos, murmura por lo bajo y sacude la cabezota.

miércoles, 15 de octubre de 2008

PUES…A SUGERIR TOCAN

¡Se aceptan sugerencias…!¡Se aceptan sugerencias…!...pensó irónicamente Ainara desde su cómodo emplazamiento a hombros de Rotundra. ¡Como si sirviera de algo! Yo creo que de tanto oler y pisar esta mierda, la parte de cerebro que utiliza para pensar se le está atrofiando.
¡Eeeeh…! Sr. Arnoldo…, que digo yo…que hace frío, que estamos todos cansados y hambrientos. Y que este paseo tan agradable y largo que estamos dando por las alcantarillas, aparte de instruirnos en las diferentes variedades de mierda y sus estados, no nos está llevando a ninguna parte. Si usted quiere, yo me pego un vuelecito por los alrededores para confirmarlo. Ustedes me esperan un momentito aquí, yo me hago desaparecer, me ato la cuerdecita que tiene aquí nuestro amigo, previsor como siempre él, y tanteo un poco el terreno…solo para confirmar nuestras sospechas, claro… Porque yo no puedo dejar de pensar en que clase de idiota escondería aquí una olla con un cargamento tan valioso…con esta humedad y este olor, todas esas cosas tan delicadas y valiosas seguro que saldrían un tanto perjudicadas. Y francamente…visto lo que llevamos visto, no se a quién vamos a encontrar por aquí que nos pueda dar una pista…¡Como no sean esas ratas..! Que dicho sea de paso..¿no les parecen más grandes por momentos? ¿O son mis pobres ojitos que ya están fatigados?
Pero, vamos, que de todo esto sabe usted mas que yo…¿eh?

domingo, 12 de octubre de 2008

De nuevo el tunelillo

Sigamos, sigamos entre gorgoritos y vapores. Después de un rato en el que ha subido el caudal fecal de manera peligrosa (gracias sean dadas a los dioses, sin llegar al borde de las botas) debido a las abluciones vespertinas de Jonid, se reduce hasta la casi inexistencia, dejando ver un suelo irregular, resbaladizo. Un aire fresco despeja el ambiente, llegado desde el rebosadero del que han salido, ascendiendo hasta cocinas y termas. El efecto chimenea está tán bien conseguido que hasta suenan lúgubres aullidos, como si soplara un vendaval. Estólido avieso sonríe complacido por poder presumir una vez más de las habilidades de su raza, y comienza un discurso pomposo y engreído que va llenando los segmentos. Fuera cae la noche. Por fin, una vez más llegan al cruce en forma de cruz. El pasillo principal se pierde en las profundidades, el tunelillo que lo atraviesa parece que sigue como antes.
Arnoldo ha cogido algo de frío, se estremece, se enjuga la nariz con la manga de la túnica. Balbucea ("en boca cerrada no entran moscas"), resopla. -Mmmmhmmm. Bien. Aqui estamos mis bravos. Si. Pueeees... de nuevo izquierda ¿quieren?. Poooor supuesto, que se aceptan sugerencias-.
Se hace notar que no está Lobo pues habría ido protestando por todo el camino. Sin embargo parece que Rot lo echa de menos.

Que siga la diversión

Y menudo grupo llevamos, señor Arnoldo, se lo digo yo...si parecen entusiasmados y todo con la perspectiva de pasar la noche aquí. No es que quiera decirle a usted cómo debe dirigir este negocio, le veo muy capaz, que quede claro, pero a lo mejor debería pensar en alguna recompensa extra para ellos, demuestran tesón y coraje - comenta en voz baja Estólido a Arnoldo mientras se rasca la mano derecha con la izquierda por enésima vez.

Ánimo muchacho, lo estás haciendo muy bien - palmotea por enésima vez la espalda de Boronio, que se queda rezagado de nuevo - y, ¿éste fichaje, que le parece? - continúa volviendo a dirigirse a Arnoldo - Menuda elección hice, ni yo mismo esperaba tanto ánimo y lealtad.

Cuando el dorso de su mano derecha está tan irritada y enrojecida que se adivina que empezará a sangrar en breve, Estólido por fin la contempla sorprendido. Se mira la otra mano, revisa su impecable higiene en las uñas...- Pero ¿què?, si me he puesto los afeites como todos los días, al levantarme de la siesta. Yurgain!. ¿Qué pecado he cometido en ésta vida que te hace ser tan descortés con éste pobre servidor?. Menos mal que llevo estos guantes sin dedos, tan estéticos como inútiles. Bueno, al fin servirán de algo - comenta calzándose los mencionados guantes - porque como siga rascándome los huesos terminarán saliendo a echar un vistazo a esta pobre arquitectura...

jueves, 9 de octubre de 2008

Ratas y mapas

Moverse por estas tuberías resultaba más incomodo de lo que había pensado, el reguero de agua en la base de la cañería hacia insoportable el andar, el "chof-chop" que acompañaba a cada zancada era hasta desagradable, sobre todo si pensabas en que lo que pisabas, no era otra cosa que mierda en su más pura definición, y eso que pisar blando era lo mejor que te podía pasar, porque pisar algo duro podía provocar un desagradable sobresalto, tener que agacharse a verificar que es lo que pisabas o un resbalón con la consabida caída... mejor no pensar en ello... Otra cosa que era mejor no pensar, era el tamaño que parecían haber adquirido algunos bichos en estos lares, recordaba las grullas que había visto en los marjales, algunas de ellas tenían el tamaño de un hombre, y los rastros de los roedores que ahora veía, eran cuando menos sorprendentemente grandes, y eso que apenas habían empezado a penetrar en esta oscura cloaca, en cualquier otro lugar no se habría preocupado por ellas, pero algo le hacía pensar que estos roedores se iban a ir haciendo más grandes según se introdujeran en aquella cloaca. Si no fuera porque Arnoldo les alentaba para recuperar la dichosa ollita, Rotunda no se lo habría pensado dos veces, saldría de aquel agujero y que la ciudad se arreglara con su araña y sus ratas, seguramente sería una lucha más igualada que la que ella se temía que se iban a encontrar... a pesar de todo, Rotunda continuaba con ese sentimiento de que era capaz de todo, y más aun si estaba acompañada de su grupo de compañeros, los de siempre y los nuevos, que aunque se les veía un poco acongojados, parecían que continuaban hechizados, había percibido como uno de los nuevos, Boronio, el porta antorchas había adelantado a Horacio para poder tener mejor visión de su hermoso trasero, a pesar de que la posición que ocupaba ahora era más expuesta que detrás de él, y eso que ahora no se molestaba en moverlo provocativamente...

Horacio y Rotunda coincidían al pensar que parecía fácil orientarse, hasta el momento al menos, daba la sensación de que los túneles eran paralelos, en principio rectos hasta el túnel grande y caudaloso de aguas fecales. Después de discutir varias descabelladas opiniones, como la idea de que podría ser la guarida de un gusano gigante, llegaron a la conclusión de que el túnel barrido y limpio parecía ser la “casa” o refugio del jefe de alcantarilleros, aunque parece que no estaba en casa…
Todas estas impresiones las discutían Horacio y Rotunda cada vez que se reunían para dibujar el mapa, Rot indicaba a Horacio sus apreciaciones y esté dibujaba y tomaba notas, escuchaba lo que los compañeros le comentaban y volvía a tomar notas. “Desde luego este va a ser el mejor mapa de las alcantarillas que pueda tener esta ciudad…” pensaba Rotunda cada vez que veía a Horacio escuchar las opiniones de quienes quisiera participar…

Cuando por fin volvieron al exterior, y después de contrastar las observaciones con Horacio y dibujar el mapa, Rotunda se dedico a limpiar a Lobo, parecía como si de repente hubieran engordado hasta límites insospechados, la mierda se le pegaba al pelo y hacia que su movilidad fuera reducida y patosa, por ello Rotunda le indico que esperase fuera de la cloaca con Abdel la salida del grupo al exterior.

martes, 7 de octubre de 2008

mail para Petrus

Petrus, tienes un mail en cienciaconciencia sobre el asunto Estólido.

lunes, 6 de octubre de 2008

Sarpullido

Arnoldo ha estado pensativo desde que el guardia le ha dado a elegir. Observa las miradas animadas de su grupo (sobre todo la de Ainara, Rotunda Horacio y Boronio de Talos) cuando piensan en pasar la noche calentitos en su tiendecilla al amor de la lumbre. Aguanta incluso el raca-raca del señor Avieso sin mudar el gesto. Entonces se le ilumina la mente con una idea. -Parecen animados con la perspectiva de una noche de juerga, ¿si?-, se emociona visiblemente. -¡Claro!, tonto de mi, y yo que pensaba que estarían desanimados- (a todos les salen sarpullidos de pensarlo, excepto al enano, que los tiene en la mano que palmeó a Boronio la cual rasca pensativo, sin darse cuenta). -¡Y han deducido, como yo, que si la araña se encuentra en actividad, será precisamente por la noche!-. Se le llenan los ojos de lágrimas. -Verdaderamente no me lo esperaba. Egoista de mi, que pensaba en dormir: me sacrificaré por ustedes. Patriotas, héroes, machotes, ¡chavalotes!

Vease la triste imagen. Penetrando en el mefítico túnel dos seres inocentes e ilusionados, el Nudorita y el mago de batalla -sin sentido del olfato, si, Arnoldo tampoco lo tiene, sin duda por algún mágico accidente producto de su extraña amistad con mr. Avieso-. Los dos van conduciendo al hedor a varias figuras penantes y gimientes, que rezongan tanto más cuanto los animan con entusiasmo infantil. -¡Adelante valerosos!- Arnoldo los va jaleando entusiasmado tooooooooooodo el camino, cada vez más entre susurros, pero sin perder un ápice de intensidad. Incluso les palmea las espaldas. -En el siguiente cruce cogemos el túnel de la izquierda, a ver si llegamos a la otra desembocadura, la del centro izquierda cuando volvamos a girar a la izquierda. Estólido se va rascando la mano sin pensar en lo que hace, ni en su significado. Se pierden en la oscuridad, de vez en cuando se oye algo más alto un "¡chavalotes!" o un "¡campeones!"

En mi estólida opinión

- Y que parece que ya tengo la cabeza algo más despejada, el maldito dolor era como un clavo que fuera de la coronilla al culo, se lo digo yo, Señor Horacio...no oiga, a mi parecer que en este cruce la esquina no estaba "totalmente" escuadrada, había aquí una leve, aunque completamente perceptible por ojos entrenados, curvatura hacia el tejado, en un ángulo que se iba abriendo exponencialmente. Podríamos calcular la fórmula exacta, aunque para qué, no le parece...

Poniendo a prueba la paciencia de Horacio y "ayudándole" a dibujar un plano exacto de las cloacas que habían recorrido, todo a la vez y aparentemente sin que esto le supusiera ningún esfuerzo especial, Estólido se vuelve más locuaz con el transcurso de las horas. Señal, para quienes le conocen, de que los efectos de su última ingestión de saludables brebajes estaban desapareciendo. Es difícil determinar cuál de los dos estados "estólidos" es más deseable.

- Y digo yo, Don Arnoldo - comienza, dirigiéndose al líder con toda la cortesía de que es capaz, consciente al parecer que su última conversación no había resultado totalmente del agrado de su interlocutor - que si a usted le parece, deberíamos seguir por aquí. Quizá esas criaturas tan hacendosas cuyos rastros ha encontrado, en un brillante ejercicio de su especialidad, la señorita Rotunda, se muestren más activos de noche, y se les pueda interrogar cortesmente sobre el motivo de nuestras pesquisas. No creo que nadie tenga sueño ni deba sentirse especialmente incómodo en este lugar - hace una pausa para respirar profunda y sonoramente, evidenciando su falta absoluta de olfato - como para que haya necesidad de descansar aún. El muchacho está en plena forma - dice, palmeando la espalda de un Boronio claramente extenuado, al que cerca está de derribar - y cuanto antes continuemos...bueno, antes acabaremos. Vamos, digo yo, por ayudarle a tomar una decisión - termina humildemente.

sábado, 4 de octubre de 2008

¿Cloaca la nuit?

Mojados hasta los hombros, de aroma intenso e inigualable, la trup llegó, tras un avistamiento de un puntito de luz, hasta la reja del centro derecha. El barro volvió a inundar todo el túnel tan pronto como giraron a la izquierda. El aspecto era igual que el otro, excepto que tenía bastante más mierda. El guardia abrió con inescrutable expresión, tras un esfuerzo, pues esta también estba atrancada, pero Lucrecio hizo gala, de nuevo de su extraordinaria fuerza. Con un "plop", se desatrancó, y pudieron salir de nuevo al exterior sin problemas. Fuera esperaban Abdel y Bron, con comida y una chasca, junto a las mulas
En el mundo eran ya las horas de cenar, ponerse las zapatillas y la bata, e irse a dormir: el primer crepúsculo estaba dando ya paso al segundo.
El guardia dijo que si pensaban volver al túnel, debían entrar ya, porque su turno se acababa, y era hora de volver.
Los ojos de Boronio se iluminaron, asi como los de Ainara, y Rot, aunque esta última se controló con rapidez y volvió a su expresión estoica habitual. Horacio se aplicó al encargo de Arnoldo y empezó a dibujar, y los demás temblaban en el aire frío del crepúsculo, ya que durante la noche se producía siempre un bajón de temperatura muy grande.
Los últimos transeúntes que regresaban a sus hogares o se iban de tabernas, comentaban la jugada: "esos son los que se han metido en la mierda... y tal" y seguían su camino con risilla.
El guardia esperaba respetuoso pero claramente impaciente su decisión...
...¿cloaca la nuit?

Experiencia

Oye Petrus, ¿no crees que deberías darnos experiencia?, podría actualizarse a cada cambio de capítulo ¿no?

Negativo, pato de goma, además no os es útil, pues como sin duda recordaréis, hasta que no se escenifica el proceso de subida de nivel con la asistencia a una escuela, etc, y se pague la pasta correspondiente, EL TENER LOS PX SIN MÁS NO TE PASA AL SIGUIENTE NIVEL
Hasta que no hayaís resuelto este asunto, tengáis oro suficiente, y estéis liberados para ir a clase, no vais a poder subir. Otra cosa es que interrumpais la misión y os dediquéis a subir.... pero eso hace pupa en el honor...

Mi idea es daros experiencia cuando ocurra un aluvión de px grande para que se vea, como cuando llevéis un rato (más ) grande en las cloacas.

Hasta la Victoria

Mmmmh, mhmhmhmmmm... Arnoldo piensa: - señorita Tundra, ¿tiene bién clara la disposición del dédalo de túneles?, confirme lo que pienso, si seguimos a la izquierda saldremos de nuevo a las ciénagas, por el aliviadero del centro derecha ¿mmmmh?. Bien, en boca cerrada no entran moscas como suele decirse. Lo comprobaremos, si es así pararemos un momento y aprovecharemos la luz diurna para que Horacio pase sus impresiones al papel. Así tendremos un mapa de las cloacas. Siempre se lo podemos vender a la ciudad. Si; hay que pensar en los beneficios, no somos dueños de nuestro tiempo, otros esperan de nuestro esfuerzo que sea efectivo, rentable ¿mmmmmh?, nuestro deber es reunir poder para el bien de otros, si. ¿No piensa lo mismo queridísima Ainara? Ahhh, ¡adelante, hasta la victoria!

En cuanto al orden de marcha, se reorganiza en grupos de a dos (Lobo, Boronio y Ainara van junto a sus respectivos acompañantes, haciendo posible una fila de tres gracias a su tamaño reducido, Unicamente Boronio esquiva el culo de Horacio) Los Simiogros no se olvidan de su olfato, intentan, a cada parada, percibir el aroma de la dueña del Extraño Misterioso.

El tunelito

Primero pasó Rotunda, con Ainara colgando de la mochila. Después, y ocupando todo el túnel, Lucrecio, y tras él Horacio murmurando oraciones. En el centro, Arnoldo, que seguía callado, y detrás Estolido. Cerraba la marcha con su antorcha Boronio el gnomia.. esto, el hobbit, preparado para iluminar a Estolido si lo precisaba.
Las paredes parecen un colador de madrigueras, pero el túnel es seguro, a decir de Rot y Est, y está profusamente habitado, pues se oye un coro de chillidos histéricos y hambrientos, aunque no hay ningún acercamiento.
Rot, en su papel, informa de la existencia de abundantes rastros, muchos irreconocibles, pero otros no. En todo caso el lugar está transitado. Se aprecian unos cascos, de poni o mula, cree Rot. Es rastro antiguo, pues casi no aparece, cubierto por todos los demás. Un enjambre de ¿botitas? bueno, calzado para niños, pero raro, aunque no sabe decir por qué. Finalmente, cree reconocer unas pezuñas hendidas, pero no está segura.
Siguieron en silencio, sin avistar a ser vivo alguno, sorteando los ordenados montoncitos de inmundicia. Aprovechando un tramo de túnel relativamente libre de madrigueras de roedor (o de lo que sea), hicieron otro descanso, sintiendo que el tiempo estaba detenido en la oscuridad con ellos...
El tunelito era, como el precedente, recto, y finalmente notaron que se acercaban a otra intersección de túneles, porque claramente se apreciaba el sonido de agua. Llegaron a una intersección en T, previo cuidadoso acercamiento por parte de Rot, y se encontraron un túnel como tres veces más grande que aquel por el que venían. De su derecha bajaba un abundante torrente de aguas fecales, convenientemente perfumadas. El paso suponía adentrarse en el líquido.
Justo enfrente, en la pared opuesta de la salida del tunelito donde se hallaban, se abría otro tunelito semejante, aparentemente continuando el trazado que seguían. Como era el caso presente, el tunelito de enfrente estaba mojado, pero no encharcado, pues estaba un poco más elevado que el túnel grande que cruzaba. De nuevo, había que decidir.

resumen actualizadode los hechos acaecidos

Como la cosa va complicándose, he pensado en hacer un resumen actualizado de los hechos acaecidos en un orden cronológico para que podamos tener una visión de conjunto. Empezaremos por un Dramatis Personae:
-El grupo Aventurero:
Arnoldo Paje, el líder del grupo, es bastante maniático, clérigo de Nudor el dios del bien. Tan dios del bien es Nudor que se niega a que los seres malvados no puedan disfrutar de sus dotes curativas, los clérigos que lo sirven deben intentar convencerlos de abandonar el camino del mal, eso si, Además tienen prohibida toda clase de violencia que no proceda de sus armas naturales (los puños, vamos). Arnoldo se suele desnudar en público, odia a muerte a los ladrones y cuenta chistes inconvenientes en los momentos más inoportunos, pero tiene un corazón de oro, astucia y gran sabiduría natural.
Rotunda Tundra, exploradora de entornos salvajes, semielfa de talante solitario y depresivo.

Ainara la Gelatinosa, un hada duende sin complejos, oficialmente la exploradora de entornos urbanos, lo que viniendo de un hada duende hace ver que detrás se esconde una historia. Ainara niega terminantemente (sobre todo delante de Arnoldo) que lo de exploradora incluya las bolsas ajenas.

Lucrecio el Larva, guardaespaldas del grupo. Un semiogro excepcionalmente fuerte, rápido, grande, estúpido y feo. Si no fuera por su tremenda habilidad con las armas y el buen talante del resto de sus amigos, se le podría llamar "el plasta" pues ha adoptado a Arnoldo como a su más querido amiguito y no se separa de él ni a sol ni a sombra, si se separa de él un momento rompe a sollozar, lo que entra en menoscabo de su reputación de fiero. Parece pensar que es de un buen tono exquisito decir siempre lo contrario de lo que quiere. Parece una larva, pues es gordo, albino y lampiño. Dice servir a los intereses de Luvia el Ciego, dios de la justicia.

A Lucrecio lo acompaña Horacio el Descalabrado, su hermano mayor, clérigo de Luvia el ciego, otro semiogro, pero este poco común por su extrema educación, inteligencia y encanto. Siempre y cuando evitemos fijarnos en el olor a pedo que lo acompaña. En un aromático mundo de fantasía medieval no es tan complicado. Es muy feo también, tiene una gran depresión en la cabeza fruto de una caída en su infancia. Él dice que es la causa de su espíritu tan poco común en alguien de su raza. Horacio viaja subordinado a Lucrecio por orden de su mamá, por una creencia supersticiosa de que los actos de Lucrecio son guiados por la divinidad y por que él mismo sabe que es la cabeza del binomio y ama a su hermano con amor tierno y fraterno. Está casi ciego.

Abdel Azrâd es un dromedauro que se dedica a la compraventa, nativo del desierto de Flamaar, cuna de terremotos, viajero infatigable. Parece una persona muy fiable y respetuosa de los pactos, tiene una suave y delicada piel.

Estólido Avieso es un antiguo compañero de viaje de Lucrecio y Ainara, que acaba de llegar de Fangaeria remontando el Grulla Infinita. Es un enano comerciante, más bien conocido por sus célebres banquetes y orgías y que, ¡o sorpresa! Ha adquirido las vestiduras y las marcas de un mago de batalla... y se declara dispuesto a lo que sea por experiencia o tesoro...

-La posada del desierto:

Davieso, el posadero.

Arog Fo, jefe de almacenes, un Merga Troll.

Paja Roto, jefe de mantenimiento, conserje y elfo para todo.

Pinpé, encargado de eventos y banquetes, un mediano.

Mini-Moni, hada duende camarera de la sala central.

Carbunclo, portero, otro troll pero esta vez común y corriente.

Lobesna, humana, la señorita de compañía más veterana de toda la zona, aún con bastante éxito.

-El oasis del desierto:
El plutarca Banuestonio, uno de los tres que hay, encargado de la seguridad. Un jefe bastante odiado en la zona. Le gusta intrigar.

Anamfarda, la mujer del plutarca Banuestonio, nativa de simasverdes, conspiradora nata y botín de guerra de su marido al que odia por matar a Wolfrang el bardo de la voz de plata justo el día en que se iba a casar con él. Quiere aupar al poder a su hija y a Porrebrumo, este último parece que se deja hacer.

La hija del plutarca y Anamfarda, Amalia, chica de momento bastante desconocida pero hermosa, objeto de los planes de su mamá.

Porrebrumo, jefe de la guardia nocturna, forma un triangulo amoroso con Lobesna y con la hija del plutarca, es de mediana edad, con barriguilla. Tremendamente astuto.

-Del exterior:

Los dromedauros, que son comerciantes de las tierras ásperas, congéneres de Abdel, profesan una extraña religión monoteísta cuyo dios se llama Alá. Vienen de Flamaar.

Los mensajeros sagrados, que no son nada sacros, sólo lo es la condición de mensajero para la cultura de Akatania, que se ve atrapada en su legalismo teniendo que respetar y honrar a tales individuos. Todo esto los divierte enormemente ya que vienen a propósito para burlarse con un mensaje tonto como “passsa tío” del jefe orco Pang Tang de la Liga Orca del Sur (que está al norte).

El Extraño misterioso es un hombrecillo que vino de ignotas tierras con su carro. Parece llevar una carga a cuestas.

La araña gigante, que parece ser la carga del Extraño.

Y con esta parece que se acaba el dramatis personae. Por favor, completad a vuestro gusto lo que creáis conveniente, solo hay que editar esta entrada en el menú “editar entradas”, lo digo sobre todo por los personajes de vuestra creación que no haya podido completar convenientemente.
Paso ahora a relatar una secuencia de los hechos según el orden cronológico, que no es necesariamente el de la narración.

Día uno:
-(“Habitantes IV”). A la posada del desierto llegan una banda de semiorcos mensajeros, llegan los dromedauros de Aldrazaar (entre ellos Abdel), llega el grupo de Arnoldo y se instala en el roquedal de la mula torda. Anamfarda, la mujer de Banuestonio se entera del disfraz de Lucrecio y de la llegada del grupo sin pagar peaje, también avisan al plutarca de la llegada de Abdel.
-(“En sus salas vetustas”). El Viejo Aventurero, Atticus cuenta lo que le contó el Extraño Viajero, un explorador que volvió del Abismo con algo dentro de su carromato, que enseñaba a los incautos viajeros prometiendo maravillas. Atticus prefiere declinar la invitación de acudir al carromato pues sospecha algo por lo que le contó un granjero, pero termina aceptando acudir al día siguiente cuando el Extraño regresa solo.
Afila su espada.
-(“Lucrecio”). Lucrecio llega vestido como un pordiosero y se sienta a pedir a la puerta de la posada.
-(“Abdel Razzâg”). Abdel ha llegado a la zona ese mismo día y ha colocado sus mercancías, excepto las “especiales” que trae para un tal Arnoldo. Como no lo encuentra se va a tomar una jarra de jugo de cardo. Llegando a la posada ve al Extraño Misterioso.
-(“Qué hermosa visión”). Atticus se va a ver que les ha pasado a los viajeros, pues no puede esperar hasta mañana. Se monta un pollo en las cuadras y se termina pensando que el Extraño Misterioso y una araña gigante que tenía escondida en su carromato han sido muertos o ahuyentados. El Viejo Aventurero cuenta la historia del rey tritón en la posada mientras le invitan a unas jarras para celebrarlo.
-(“Lucrecio: el contacto”). Lucrecio ha sido enviado a encontrarse con Abdel, porque Arnoldo prefiere que el grupo no se muestre. Lucrecio debe contactar con él discretamente, sin embargo se pone nervioso y le entran ganas de cagar, como está transportando las monedas del pago en sus intestinos, lleva varios días aguantándose y finalmente se muestra a Abdel con estas en la mano fastidiando el intentar ser discretos.
-(“Un negocio sucio”). A pesar de lo indiscreto Abdel decide seguir a Lucrecio a ver que quiere. Davieso se ha enterado de que hay algo raro al ver las monedas deposicionadas por Lucrecio en la mesa, sea como fuere los echa por manchar la barra con porquerías.
-(“Habitantes del oasis I y II”). Porrebrumo se toma unas birras en las habitaciones del placer mientras ve como Lobesna se liga al Viejo Aventurero. Sabemos que Porre tiene una extraña relación con el Plutarca Banuestonio pues es sargento de la guardia nocturna pero se permitió el lujo de rechazar a su hija con un bofetón y aún vive. Fuera se ve que han salido las tres lunas llenas a la vez.
-(“Lucrecio, negociación con el camello”). Lucrecio lleva a Abdel a conocer al grupo: Arnoldo, Rotunda, Ainara y Horacio, éste último es subordinado de Lucrecio, el líder del grupo es Arnoldo.
-(“Habitantes del oasis III”). Porrebrumo acude a ver que ha pasado al oír las protestas de Davieso cuando echa a Lucrecio y a Abdel por ensuciar su posada, empiezan a maquinar algo.
-(“El fuego crepitaba”). Arnoldo y Abdel llegan a un acuerdo que consiste en ir a la olla de Davieso con una llave que les da Abdel para recoger la mercancía, beben y duermen toda la noche, o lo que queda.

Día dos:
-(“El fuego crepitaba”). Cuando van a recoger la mercancía de la olla al día siguiente Davieso se encuentra que esta ha desaparecido.
-(“Menudo lío”). Llega a la posada Estólido Avieso el enano mago de batalla, miembro del grupo de Arnoldo que se había rezagado.
-(“Nos han robado”). Lucrecio se ha quitado su disfraz de mendigo.
-(“Habitantes del oasis IV y V”). Llegan noticias del robo de la olla de Davieso al Plutarca de seguridad.
-(“Otra historia del Viejo Aventurero”). El Viejo Aventurero se gana su desayuno con la historia de Grol el Grel, que viajó persiguiendo a su presa hasta las montañas, en una zona donde vivían enanos, y encontró unas extrañas plantas que crecían bajo la nieve. Todo se sabe porque Grol llevaba una tablilla espía de arcilla en su morral cuando lo contó en el santuario Grel.
-(“Habitantes del oasis VI”). El plutarca manda prender a Porrebruno, porque en la olla había una carta comprometedora con la que este hacía chantaje a aquel. Al saber que ha sido robada ve cielo abierto a su venganza. Porrebruno, que duerme con los oídos bien abiertos aun estando de resaca, se ha dado cuenta a tiempo y se ha dado el piro.
-(“Menudo lío”). Arnoldo registra desnudo la posada y se lleva unos cuantos bofetones, Ainara se chotea de él, Porrebrumo aparece a conferenciar algo con Davieso, Lucrecio y Horacio olfatean en el lugar del crimen a la horrible araña gigante del Extraño Misterioso, Abdel decide perseguir al ladrón pues debe completar su parte del trato, sospecha del extraño misterioso.
Davieso decide montar la Nueva Compañía Aventurera para recuperar su olla.

Día tres

(“El plutarca Banuestonio”). El plutarca, como garante y responsable civil de los contratos incumplidos por Davieso al perder la olla, decide bendecir a la recién nacida Nueva Compañía Aventurera incluyendose como fiscal en su formación, ofrece información de sus espías de que el Extraño ha sido visto en la ciudad de Jonid. Después despacha a los semiorcos mensajeros en una misión no oficial, ofreciendo mucho oro, para ver si pueden recuperar la olla solamente para él.

(“Planes trastocados”). Anamfarda va y hace lo mismo que el Plutarco pues quiere que la olla sea para ella. Vamos, que ofrece más dinero a los patriarcas semiorcos para que se la den a ella.

La Nueva Compañía Aventurera viaja hacia Jonid, y llegan sin problemas a mediodía. Acampan en la entrada de la ciudad, y Ainara se "pierde". Montan cada uno de los clérigos un tenderete para hacer adeptos.
Arnoldo pide al grupo que investigue cualquier rumor sobre el incendio de la posada, hagan lo que hagan.
Rotunda explora el puerto y los cañaverales, fijándose en las cuatro bocas de los túneles de las alcantarillas de Jonid.
Estólido se da un rulo por las posadas y antros de Jonid, finalmente desemboca en la plaza, donde ve una manifa en favor de las víctimas del incendio, y ve las mismas ruinas de la posada.


Lucrecio anuncia a voz en grito que se buscan portaantorchas y cuidamulas.
Lucrecio, y en general todos menos Ainara, se dedican a contratar un portaantorchas y un mulero. Un hombre, Bron el mulero, y un gnomiano que dice ser un hobbit, (lo parece) Boronio de Talos son contratados.Llega Intricantus el Inspector para poner una multa por el proceso de contratación



Ainara se dedica a su arte en las calles de Jonid. Descubre a un antiguo compinche, Arsenpin El Dedos. No vuelve al campamento, con la consiguiente preocupación de sus compañeros

Los Orcos contratados por Anamfarda y Banuestonio, cada uno por su lado, recorren el camino hacia Jonid, prometiéndose pingües beneficios y diversión, a costa de la Nueva Compañía Aventurera.

Día cuatro

Las puertas se abren con un hombre vestido de cuero y botas claveteadas que llama la atención de Arnoldo, y sospecha, aunque no diga nada, que es Porrebrumo en misión de espionaje para Davieso.
Vuelve Intrincatus acompañado de una guardia para hacer efectiva la multa de 90 piezas de oro


Rotunda se dedica a explorar el camino recorrido anteriormente por si encuentra indicios del carro del extraño misterioso, pero no encuentra nada. En los marjales encuentra un perro que la sigue y se queda con ella.En su exploración por los alrededores de la ciudad, en los aguazales, descubre unos monolitos tallados que parecen rodear la ciudad. El perro-lobo lo intenta amaestrar para que vaya con ella.


Ainara pasa el día intentando practicar su arte, y al final del día atrae la atención del gremio de ladrones de Jonid que, al practicar lo mismo, pronto coinciden en el mercado y otras zonas centrales. Los ladrones la amenazan, y ella los espía y consigue enterarse de que ha habido desapariciones, y de que el fuego de la posada probablemente se debió a la magia. Finalmente vuelve al redil y regresa al campamento.

Estólido busca a Ainara, además de información sobre el incendio, e interroga a un guardia con peligro para su vida, aunque sin saberlo. Sin resultado. Vuelve a la Posada, pero para explorar de cerca los restos del incendio.
Alli descubre los restos de la carreta del extraño misterioso, que se quemó, por lo cual dificilmente haya podido salir de la ciudad inadvertido. Es un indicio de que probablemente se halle todavía en Jonid, pero escondido con su "mascota".

Arnoldo se acerca al Templo de Todos los Dioses y pregunta al hermano Mairtén, enterándose de que ha habido una convención de magos recientemente, y confirmando los datos de Ainara y Estolido. De vuelta en el campamento sufre una crisis de nervios e ira por tener que soltar la pasta, y la falta de resultados en general.



Todos regresan al campamento, se pasa la tarde intercambiando información y echando la siesta, y sabemos que los orcos y los ladrones de Jonid se muestran interesados por la próxima expedición de la Nueva Compañía Aventurera a las Alcantarillas. Arnoldo, por si las moscas, decide ir a ver si hace falta algún permiso, y de paso para ver si ofrecen una recompensa por el responsable del incendio/extraño misterioso, al día siguiente.


Día cinco

Todos, bueno, algunos, van de compras para equiparse, mientras Arnoldo se entrevista con el Comisario de Jonid para pedir permisos. Se queda sin recompensa, sufriendo otra crisis por ello, pero obtiene la colaboración de la milicia de Jonid, que les facilitan el acceso a las alcantarillas de forma legal, y les ofrecen ayuda en caso de ir mal las cosas con su investigación.

Deciden entrar en el túnel de la derecha, se quedan fuera Abdel y el Cuidamulas, con las mulas y parte del equipo. El resto entra. Es media tarde...

viernes, 3 de octubre de 2008

Horacio

El túnel. Recuerdo de aquel túnel. Horacio, que habita en una especie de bruma, que no ve más que manchas de luz, manchas de calor (por su capacidad racial como hijo de ogro) sumamente imprecisas y aromas, muchos y ricos aromas, avanza ahora reconfortado por la oscuridad. La oscuridad es el legado de su padre Topolinón. Marcha confortado por el recuerdo de aquel túnel.
Horacio el dos veces nacido. Un túnel que no recuerda ni quiere recordar, su nacimiento como cuerpo, un túnel del que no se puede olvidar nunca, nunca, ni dormido, ni despierto ni en duermevela. Se ha llegado a adueñar de la periferia de su mirada enmarcando lo poco que ve. Asi, ahora que no ve tres en un burro, se siente reconfortado porque sólo depende de su olfato y la infravisión, con la que no importa ser muy preciso y porque el túnel de sus sueños se muestra sin velos, sin ambages, real e imaginado superpuestos e idénticos. Horacio (para sus adentros el dos veces nacido, no el descalabrado) puede atender a los más mínimos aromas, al más sutil de los perfumes. El bueno se lucrecio es una masa de vapores ácidos, sudor, zuraspas, cuero, aceite lubricante de metales. Rot parece un animal exótico, un tufo de hembra generosa con algo de los alienígenas aromas del hermoso pueblo. Una experiencia salvaje. Ainara es un vértice de vapores de amoniaco con perfume de rosa antigua. Lobo, un lobo. De la parte del enano un aroma de tierra con pergamino, un extraño sudor, aliento de bebidas alcoholicas, si, estraños componentes para sus hechicerías. El líder exhala un horrendo tufo a miedo. Inconfundible, como un vulgar portaantorchas (como el portaantorchas, que tiene más miedo que vergüenza).
Y por muy extraño que parezca, no lo es, es normal. Horacio se siente como en casa. En realidad estos aromas forman parte de su tunel. Sólo atiende a los peligros. Recuerda el hedor percibido en la posada del desierto, el del ser que ha robado la olla.
A ese olor atiende Lucrecio cuando Rot se para a rastrear, y sólo huele a ratas. El resto del tiempo murmulla -te odio Arnoldito, te odio Arnoldito, Arnoldito te odio-. Chop, chop,chop, camina por el fango.
El clérigo de Nudor va con los ojos muy abiertos. -¿Por qué me habré metido y en este berengenal mi Nudor, mi Nudorcito?. ¡AY DIOS MÍO! ¿qué ha sido eso?-. Se le ha escapado un gritito histérico. Afortunadamente coincide con uno de los numerosos pedos de Horacio, que va delante del portaantorchas y que está a punto de provocar un incendio pues, no sé si os hacéis a la idea, el empleado es un mediano, vamos que mide medio metro y le queda la ráfaga del culo del Descalabrado justo a la altura de la antorcha... ¡vaaaamoooos! ¿Que no habeis quemado pedos nunca el vuestra infancia?, tenéis que probarlo. Pero cuidad de no poner la cara delante de la llama a no ser que querais que se os rice el pelo como a Boronio de Talos. Por este incidente afortunado Boronio no llega a perder la fe en su jefe.
El olor del miedo forma un túnel de desesperación. Aquí están los aventureros. Que locos. Dónde hay que meterse para alcanzar la gloria. A qué nos llevan los poderes. Chop, chop, chop.



En llegando al desvío lateral, Arnoldo logra decir con firmeza convincente: -Señora rotunda, rastree más a fondo quí, señorita Ainara, trampas, señor Avieso, busque trampas arquitectónicas, derrumbes y eso. Mmmmmh, si no aparece nada raro, vamos a la izquierda.

Datos que olvidé:
Las mulas se quedan fuera con el mulero, y el perro de Rot entra pero con renuencia Jose, no lo tiene muy claro, pero sigue a Rot.

En breve pasaré copias de los personajes con el equipo actualizado.

Otra cosita:
sillega el caso de que uno de vosotros quiera hacer algo con su personaje en privado, que me lo diga en la cuenta de cienciaconconciencia, y luego simplemente publique una nota en el bloog que diga que mire el correo, por si acaso ando falto de tiempo y hago como suelo, que no miro el correo, pero sí que me asomo al blog, porque sólo lleva un momentito.

Si yo quiero comunicar algo en privado a algún personaje, haré lo mismo

jueves, 2 de octubre de 2008

El Túnel

Cloaaaaacas.....

Un reguero de agua corría por el centro del túnel, haciendo gorgoritos, de profundidad suficiente como para cubrir el pie en el centro, pero con los márgenes mucho más someros. El color del substrato variaba con todos los tonos de entre verde, gris y marrón que cualquiera podría esperar encontrar en un sitio asi, y más aún...
Y el olor.... ¡ah!, el olor.... qué sinfonía de suculentas “asqueros-heces”...

Mientras avanzaban por un palmo, (y en los desniveles mucho más), de gelatinosa inmundicia, advertían que el túnel se elevaba suavemente, mientras la luz de la entrada se hacía más pequeña, y más pequeña, hasta quedar reducida a un puntito que pronto se desvaneció tras una curvatura del imperfectamente rectilíneo túnel... la luz artificial de que disponían se antojaba ridículamente escasa ahora, y los huecos y las sombras quedaban preñados de inquietantes posibilidades. Bueno, al menos para el humano, ya que los demás veían bastante bien.

El túnel era alto, Lucrecio podía en su mayor parte estar de pie, y era ancho como para estar tres, (o uno y Lucrecio), de frente. Se abovedaba de manera sencilla, con una sección semicircular, y sin adornos.
Las botas llenas de agua y lodo con todo tipo de porquerías se hundían hasta las espinillas, y pronto todos menos Ainara, que buscó refugio en los hombros de Rotunda, se sentían helados y mojados. El paso era muy lento, debido sobre todo al portaantorchas, pero ello tenía la ventaja de poder ir explorando cada recoveco que había.

Exploración general, pero minuciosa.

Estólido opinaba que la manufactura era buena, y el túnel seguro, además de ir en general en dirección norte, y excepto por la humedad, estaba a sus anchas. Para proteger su mejor ánimo, había decidido estudiar el arte de dar un susto disuasor, imbuir de sentimientos amigables a un extraño en su camino, y si las cosas llegaban a extremos insoportables de intimidad física, una buena sacudida energética.
Claramente, Rot y Ainara lo llevaban bastante mal, pues estaban totalmente fuera de su entorno natural... pero asi eran las cosas, y se mantenían todo lo alerta que podían.
Arnoldo callaba, ensimismado por completo y en tensión; la noche anterior estuvo rezando a Nudor para poder tener tres ocasiones de curar las injurias del cuerpo, purificar el agua y la comida,y poder protegerse contra el mal, cosas que Nudor en su misericordia y sabiduría le concedió.
Horacio por su parte, imploró a Luvia que en su justicia le permitiese curar tres veces, protegerse contra el mal, y (si llegaba el caso desgraciado de tener que dar de baja en plantilla a algún componente de la Compañía de forma permanente), de que el cuerpo presente, aunque ya no consciente del susodicho, pudiese trasladarse por sus propios pies hasta el Templo de Todos los Dioses. Luvia, en su divina inmanencia, graciosamente concedió esos dones a su hijo, amonestandole para que fuera ecuánime.

Ainara vigilaba y se sentía tranquila respecto a la cercanía de seres conscientes de tamaño superior a un perro en las cercanías, pero eso sí, ya fuera grande o pequeña, su presencia despertaba la sorpresa, la fascinación y el ansia de todo lo que alli habitaba, y comprendió que, después de todo, el lugar estaba muy limpio: todo lo que alli terminaba, de una forma u otra, era transformado en aquel jarabe pringoso que rodeaba sus, bueno, los pies de los otros.

Lucrecio estaba bien a gusto, cosa que se apresuraba a comunicar a los otros con frecuentes expresiones de angustia y dolor, y se mantenía atento a su ídolo Arnoldo, para que no se hiciera pupa, siendo causa de la cuasi apoplejía de agobio que Arnoldo experimentaba en ese momento. Este último tenía que hacer extremos de autocontrol para no ponerse a gritar y patalear en mitad del túnel, y se regodeaba con espeluznantes y sangrientas visiones de lo que haría con la viscosa masa de semiogro que era el castigo que los Dioses le daban por sus innumerables pecados si pudiera, si no fuera un clérigo bueno, y si, y si, ... arrrgh!

Tras lo que parecía una interminable y monótona transición tunelar, empezaron a advertir cambios en la integridad de las paredes interiores. En tramos, los bloques regulares eran sustituídos por piedras irregulares y sin tallar, y lo que era peor, había huecos en las paredes, pequeños en su mayoría, pero algunos, cada vez más frecuentes, eran del tamaño suficiente como para que pasara un perrito o un niño pequeño arrastrándose... y Rot no tuvo problema alguno en diagnosticar la abundante presencia de huellas pequeñas con cinco deditos y afiladas uñas, en su humilde opinión de exploradora, pertenecientes a la abundante calaña de los roedores, ¡y bien criaditos oiga!.

Y siguieron adelante, en el siempre rectilíneo túnel, haciendo un breve descanso para revisar que todo estuviera en su sitio, echar un traguillo y un bocado.

Y de nuevo para delante, hasta que finalmente tuvieron que hacer un alto, aparte de para descansar de nuevo, para decidir qué hacer, pues un poco más adelante se veía la boca de un túnel lateral que se abría a la izquierda. Era de aspecto similar al cual por el que venían, pero la mitad de grande, y más bien estrecho. Era perpendicular al túnel principal, y sus paredes y techo estaban construidos con piedra pequeña e irregular, lo cual hizo gruñir con desaprobación al enano, además, también se veían huecos muy abundantes, de piedras caídas, desaparecidas, y lo que venían a ser efectívamente un enjambre de minitúneles laterales, repitiendo la disposición del túnel donde estaban. Estaba mojado y húmedo, pero no encharcado, porque el suelo estaba un poco más elevado que el del túnel por el que venían.

De todas formas, lo que llamaba la atención era que tanto uno como otro había sido cuidadosamente limpiado y barrido, los montones de lodo justo en el borde de la corriente central para que esta se lo fuese llevando, pero no en el centro para que el agua no se embalsara. De ahí en adelante, el túnel seguía como hasta ahora, un hueco que se adentraba recto en la oscuridad, y su pasaje lateral, como ya se ha descrito, era lateral.

Arnoldo se rascó la calva pensativo, mientras los demás se rascaban los respectivos genitales, aprovechando el descansito, en espera de su decisión como líder de la Compañía....

Las Pesquisas de Rotunda

Nota previa, borrable:
Hoola chicos, de nuevo con poco tiempo por lo de siempre, por lo que me disculpo.
veamos:
Rotunda hizo una exploración, que no percibí a tiempo, asi que en retrospectiva, aqui está el resultado. Supongo que si queréis hacer algo alli, podéis retroceder, si no, pues cuando salgáis del tunel. Como me digáis.


Las Pesquisas de Rotunda

Las aguas someras lamen las planchas del bote de pértigas que se desliza entre los cañaverales, cada vez más cerca del monolito.
Una grulla tan alta como una -ejem- jirafa, da pasos lentos a unos cientos de segmentos del monolito, más alla. Con velocidad fulgurante, lanza su pico, y se levanta con una presa, un animal peludo y palmeado del tamaño de un ternero. En un par de giros, desaparece por el pico -glop, glop- y emprende el vuelo, la sombra de sus alas ensombreciendo el agua.
El barquero murmura algo por lo bajini, que parece un ensalmo, en takitio, y luego:
-”un paso rápido, pero no agradable, mi señora”

Ya en las proximidades del monolito se aprecia que está hecho de grandes bloques de piedra tallados. En lo alto, una llama de piedra tallada ovalada, en volutas espirales hacia abajo, que acaban en su base en unas manos talladas. Los jeroglíficos cubren con profusión todos los lados del monolito, destacando el el centro de las caras, y a todo lo largo de cada una, varias esquematizadas de monstruos terribles: un gigante, una grulla, una serpiente de grueso cuerpo, una figura pisciforme, un dinosaurio, ... y asi varias figuras más.
Bajo el agua, una línea de bloques oblongos, más o menos separados, se extiende a ambos lados del monolito, en dirección a otros dos monolitos que se aprecian en la lejanía...
Parece como si la ciudad entera, en un radio bastante generoso, estuviera rodeada por estos monolitos en una especie de círculo. Se respira tranquilidad.
Aparte de la profusión habitual de vida lacustre y aérea, muy estimulante para Rot, no se aprecia nada más.

...boletus-eROLis - Template Design | Elque 2007